Aprender a conocerte
No sé por qué tengo la sensación
de que, en la gran mayoría de ocasiones, nos molestamos más en intentar entender
a los demás que procurar aprender a conocernos. Siempre he creído conocerme
muy bien, sin embargo, cuál ha sido mi sorpresa cuando me he dado cuenta de que
no tenía ni idea de cómo era realmente. Esta realidad me ha hecho plantearme el cuestionarme, hasta qué punto conozco a la gente que me rodea. ¡No hay que subestimar aquello que creemos conocer porque nos podemos
llevar sorpresas!
Creo, aunque me aterra afirmarlo,
que nunca llegaré a conocerme o comprenderme del todo. Porque para poder llegar
a tener tal plenitud sobre nosotros mismos debemos experimentar todo tipo de
situaciones, tanto buenas como malas en cualquier circunstancia, lugar y trasfondo,
algo completamente imposible. No obstante, pienso que incluso aunque fuésemos
capaces de experimentarlo absolutamente todo, no llegaríamos a conocernos
plenamente porque el ser humano es complejo. Nuestro ADN tiene un papel
fundamental en definir cómo somos y desengranar los entresijos de la genética es complicado.
Aun así, no siento que necesite
saberlo absolutamente todo sobre mí porque probablemente no solo encontraría
cosas increíbles, sino cosas que probablemente me aterrarían. Pero sí considero importante aprender a
conocernos en las distintas etapas de nuestra vida y en el día a día.
También considero importante probarnos a nosotros mismos en distintas facetas,
para descubrir aspectos que ignorábamos acerca de nuestra personalidad. Porque
conocernos es crucial para ser cada día un poquito más felices. Me he dado
cuenta de esto porque cada vez me siento más a gusto conmigo misma y por ende
más a gusto con los demás; lo que ocasiona que también sea capaz de aprender a
conocer mejor a los demás. De alguna manera logra hacerme más empática pero a la vez también más irascible cuando odio algo. Esto no quiere decir que vea las cosas de
color blanco o negro... probablemente me acerca más al tono gris que realmente
lo tiñe todo.
Por otra parte, el conocimiento
sobre uno mismo te hace darte cuenta de qué es importante para ti y qué no lo
es. Hace muy poco me he dado cuenta, de hasta que punto me he estado engañando
a mi misma durante muchísimo tiempo. Daba
por hecho que nosotros siempre lo elegimos todo, pero recientemente he
comprendido que hay ocasiones en que ocurre al revés: algo nos elige a
nosotros. No nos damos cuenta, pero caemos en las redes de aquello que nos
ha elegido y una vez que lo ha hecho, ya no hay vuelta atrás. Todos somos
buenos en algo sin elegirlo, descubrir el qué es crucial. Lograr encontrar ese
“qué”, solo se puede hacer de una manera: pararnos un momento con nosotros
mismos y empezar a aprender a conocernos.
¿Cómo se hace eso? ¿Aprender a
conocerse? Siento que hay veces, en la que estamos tan estresados y
rodeados de tanta gente, con tantos problemas y emociones a nuestro alrededor,
que ese “ambiente” logra crear una niebla que nos impide el poder discernir
nada. Todo el mundo necesita pasar un
tiempo solo: solo con uno mismo. Sin distracciones, ni molestias de ningún
tipo. Meditar con nosotros mismos y
darnos cuenta de qué es lo que realmente importa. Es por este motivo, que muchas personas se ignoran a sí mismas y son incapaces de rascar siquiera con la punta de los dedos, cual es su verdadero yo: no saben pasar tiempo consigo mismas. Y cuando hablo sobre
estar solo no me refiero a que te impongan estarlo, me refiero a que tú mismo
decidas tomarte un pequeño descanso de los demás.
Muchas relaciones desde el minuto uno están abocadas a la ruptura no porque no se quieran, sino porque no saben darle a su pareja ese espacio que todo el mundo necesita. Incluso siento que estar abocado a dormir con una persona durante todos los días en la misma cama es contraproducente y, que en una relación, cada uno debería dormir por su cuenta en una cama y en elección de ambos dormir juntos cuando lo necesiten o quieran. Una relación más abierta en ese sentido podría ser muy productiva y no solo en una relación de pareja, sino con todo el mundo y cuando lo necesitemos, es esencial estar solo con uno mismo. La manera en la que te puede ayudar a ti mismo a conocerte y conocer, incluso, a los demás es fascinante.
Muchas relaciones desde el minuto uno están abocadas a la ruptura no porque no se quieran, sino porque no saben darle a su pareja ese espacio que todo el mundo necesita. Incluso siento que estar abocado a dormir con una persona durante todos los días en la misma cama es contraproducente y, que en una relación, cada uno debería dormir por su cuenta en una cama y en elección de ambos dormir juntos cuando lo necesiten o quieran. Una relación más abierta en ese sentido podría ser muy productiva y no solo en una relación de pareja, sino con todo el mundo y cuando lo necesitemos, es esencial estar solo con uno mismo. La manera en la que te puede ayudar a ti mismo a conocerte y conocer, incluso, a los demás es fascinante.
Mi mayor miedo, sin duda, es lo desconocido. Por ese motivo, ser consciente de que hay facetas de mi
personalidad que desconozco me aterra. Intento
aprender a conocer cada una de mis "caras" y no ignorar nada por miedo,
precisamente, a estar obviando algo crucial sobre mí y no darme cuenta de ello.
Descubrir que había algo en mi vida que era tan importante para mí y
desconocerlo, pese a que ese “algo” me estaba haciendo señales de humo, me ha
hecho darme cuenta de hasta qué punto somos ilusos por no intentar conocernos
más a nosotros mismos de forma asidua. Esto último también es el causante de
que cada vez me dé más miedo ignorar como soy realmente y puede que a veces me
obsesione por intentar mirar más allá de mi misma, pero siento que necesito
hacerlo y que todos, en mayor o menor medida, deberíamos intentar hacerlo.
Recientemente escuché a alguien
decir que una persona debe actualizar sus sueños. Me hizo pensar sobre ello y
darme cuenta de que ahora no tengo los mismos sueños que cuando era pequeña.
Porque aquella niña ha cambiado y seguirá cambiando. Detectar esos cambios para
ser consciente de cuáles son tus prioridades, cuáles son tus objetivos y qué te
hace feliz, es crucial para diseñar un sueño. Un sueño no debe ser una imposición o tan solo una meta, debe ser un
camino. Si te da pereza recorrer ese camino, entonces no es un sueño… debes
seguir buscando y encontrarlo. Para conseguirlo: aprende a conocerte. Cuando lo hayas hecho, contemplaras como se
despliega ante ti un camino. Al vislumbrarlo, te darás cuenta de que querrás
recorrerlo todos los días de tu vida sin tregua. Sabrás que es el camino correcto porque no querrás dinero, ni halagos,
ni recompensas al final de la travesía. La recompensa será el haberlo
recorrido y no habrá nada en este mundo que te pueda hacer sentir más feliz. ¿¡Quieres un consejo!? Pasa más tiempo contigo, aprende a conocerte y dale más
valor a los pequeños detalles. Lograrás, día tras día, ser un poquito más
feliz.
Comentarios
Publicar un comentario